martes, mayo 01, 2012

1º ANIVERSARIO BEATIFICACIÓN JUAN PABLO II


Hoy, uno de Mayo, vienen a mi memoria momentos inolvidables en la plaza de San Pedro. Hace un año tuve la dicha de estar presente en la Beatificación de nuestro querido Papa Juan Pablo II. ¡¡Que emoción sentí al oír las palabras de Benedicto XVI con la que le proclamaba BEATO!! ¡Algo tan esperado por fin había llegado! ¡Se me saltaron las lágrimas al ver como se levantaba aquel telón que cubría su foto! ¡No pude evitar llorar de emoción y alegría al ver a ese gran Papa al que desde bien niña admiré y al que siempre consideré mi gran amigo! ¡Ese hombre que tanto me atraía y que me sabía transmitir de una manera tan clara el AMOR a CRISTO! Debo decir que mi amor hacía Juan Pablo II ha sido muy grande desde que era pequeña y desde muy pronto empecé a escribirle cartas llenas de entusiasmo, contándole todo lo que me pasaba, lo que me preocupaba, compartiendo mis inquietudes con él ¡y me llenaban de gozo sus contestaciones! Aún recuerdo la primera carta que le envié, en ella le contaba sobre mi familia, mis hermanos, las cosas que más me costaban hacer, las ganas que tenía de conocerle, de verle... en otra le pedía que pidiera por mi tía abuela que estaba muy enferma, o le contaba que estaba intentando ahorrar para ir a verle a la XVII JMJ en Toronto en el 2002, a la que no me dejaron ir al tener 14 años...

¡Sobra decir que en cuanto pude empecé a seguirle por allá donde él iba! Estuve con él por primera vez en Roma en la canonización de San Josemaria Escrivá de Balaguer en el 2002. Por fin había cumplido mi sueño de poder estar a su lado. Al año siguiente no dudé en ir a cuatro vientos a disfrutar con nuestro querido Papa joven de 83 años en aquella velada tan entrañable. En el 2004 viajé a Lourdes para acompañarle en el encuentro que tuvo con enfermos, siendo él uno más entre todos ellos, pues ya se hacía notar muy fuerte la edad y su enfermedad. Me sigo emocionando al recordar como subida en una valla le gritaba como una loca para que me mirara y como al pasar cerca mio se giró, me miró con una mirada penetrante llena de AMOR y como con solo su mirada se me saltaron las lágrimas y noté el inmenso AMOR de Cristo hacía cada uno de nosotros. Era una mirada indescriptible, ¡la misma mirada de CRISTO! 

También recuerdo la última emotiva y larga carta que le escribí dándole las gracias por todo lo que él había hecho y había significado para mi...esa carta que le escribí ya la leería en el Cielo pues murió cuando aún se le estaba acabando de escribir. Fue muy duro para mi su pérdida y la lloré como quien llora la muerte de un gran amigo, la de un padre... No dudé en ponerme en camino para darle personalmente las gracias y acudí a su funeral en el 2005. Tuve la gran suerte de estar entre una de los tantísimos millones de personas que pasamos junto a su cuerpo y le dimos nuestro más sincero agradecimiento. 


Después ha continuado guiándome y ayudándome y lo sigue haciendo, pues nada más morir tuve la certeza, como tantos otros, de haber tenido la suerte de conocer a un SANTO y de tener un amigo bien cerquita de Dios en el Cielo al que poder pedir cosas, supe que tenía un gran intercesor al que acudir y no dude en hacerlo. Así fue como empecé a pedirle por mi futuro marido, aún sin tener todavía novio, sabía que el intercedería para que encontrara al más indicado para mi y así fue. Al tiempo de rezar la estampa por esta intención encontré al hombre con el que, Dios mediante,  me casaré este año. Desde que empezamos a salir nos hemos encomendado a él, rezando continuamente su oración, sabiendo que el era nuestro "enchufe" allá arriba y que nos protege y ayuda para vivir un noviazgo cristiano cerca de Dios y nos ayudará a formar una familia cristiana que sea reflejo de la familia de Nazaret y del Amor de Dios por cada uno de nosotros.


¡Sin lugar a dudas mi vida no hubiera sido igual sin Juan Pablo II, él ha sido muy importante para mi y lo sigue siendo! ¡Se que ahora nos ve y nos bendice desde la ventana del Cielo! y que no deja de protegernos desde allí y de interceder por nosotros. Desde aquí le doy LAS GRACIAS por su SI incondicional a Cristo! Por ser siempre un ejemplo para MI y para todos los hombres! ¡¡GRACIAS LOLEK por demostrarnos que ,sin lugar a dudas, VALE LA PENA DAR LA VIDA POR CRISTO!!





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